Descripción detallada Lote 85

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Subasta 839, Lote # 85

AE - Escandón y Llera, Mariano (El Conde de Sierragorda) - Aguilar, Ramón Francisco de. Anulación de la Excomunión de Miguel Hidalgo y sus Secuaces. Valladolid, diciembre 29 de 1810. Faltante en la esquina inferior izquierda. En muy buen estado.
1 h. Mariano Escandón, a principios del movimiento independentista contradice el decreto del Obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, por el cual se excomulgaba a Miguel Hidalgo. El bando de Escandón revierte dicha decisión, y declara que "la censura impuesta al cura D. Miguel Hidalgo…así contra él como contra todos los que lo siguen…es por calificarse de legítimamente suspendida…".
Bando de extremada rareza: no se encuentra copia alguna en instituciones (OCLC, 2017). Amaya Garritz, en la principal bibliografía de impresos de la Independencia, Impresos Novohispanos 1808-1821 (UNAM, 1990), no confirma su existencia y lo menciona como "posible impreso" (Garritz, 675).
El presente documento es una pieza fundamental de una de las grandes polémicas de la Independencia de México: si el padre de la patria, Miguel Hidalgo, murió excomulgado por la Iglesia católica.
El 24 de septiembre de 1810, Manuel Abad y Queipo, Obispo electo de Michoacán, promulgó un edicto de excomunión contra el cura Miguel Hidalgo. Al momento de iniciar la guerra de independencia mexicana, no había monarca español, la península ibérica estaba invadida por los franceses y la corona estaba en manos del usurpador José Bonaparte. Para Abad y Queipo era necesario excomulgar a Hidalgo a como diera lugar, no por una cuestión teológica, sino por algo más pragmático: evitar que más gente se sumara al movimiento insurgente. La excomunión tenía como fin último provocar miedo en la población, hacer dudar a los insurgentes de seguir a un hereje condenado a las llamas del infierno como lo sería Hidalgo bajo la excomunión. Bajo esta lógica, Abad y Queipo encontró una excusa para poder excomulgarlo, y lo hizo "por haber atentado contra la persona y libertad del sacristán de Dolores, del cura de Chamacuero y de varios religiosos del convento del Carmen de Celaya". Hidalgo fue excomulgado simplemente por atentar contra la inmunidad eclesiástica, por haberse atrevido a tocar a otros sacerdotes. Unos días después, El arzobispo de México, Francisco Javier Lizana y Beaumont, expidió un nuevo edicto, el 11 de octubre, confirmo la excomunión, declarando que la censura del obispo de Michoacán era válida e impuesta conforme a los cánones. Sin embargo, de acuerdo con el derecho canónico, la excomunión de Hidalgo no fue legítima puesto que la facultad de excomulgar está reservada solamente a los obispos consagrados, Abad y Queipo solo era obispo electo por lo que no podía hacerlo. Tan sólo 3 meses después, cuando los insurgentes entraron a Valladolid en octubre de 1810, luego de que Abad y Queipo huyera, el canónigo Mariano Escandón y Llera, levantó la excomunión lanzada contra Hidalgo; las causas de Escandón no permanecen del todo claras, si bien la excomunión no había sido del todo "legal", ningún otro religioso había propuesto anularla, por ello se argumenta que Escandón se vio forzado por la presión del mismo Hidalgo y las fuerzas insurgentes y el miedo que le inspiraban. El obispo Abad y Queipo se fuga cuando los insurgentes llegan a Michoacán, dejando a Escandón sin más remedio que tomar el cargo de gobernador de la mitra y con los insurgentes a las puertas de Valladolid en Octubre de 1810, se halló ante la necesidad de levantar la pena de excomunión que caía sobre el cura Hidalgo (el 17 de octubre, luego de la entrada triunfal de las tropas insurgentes en Valladolid, los edictos que ordenaban la excomunión del cura de Dolores, fijados a las puertas de los templos, habían sido arrancados) compelido por una razón "in extremis", pero también con el afán de atenuar la crispación social y religiosa que, como nunca, galvanizaba a todas las clases. 60 días duro la ocupación insurgente de Valladolid, bajo la cual Escandón logró impedir la injusta matanza de nobles y españoles. Por otra parte, la excomunión de Hidalgo no se volvería a levantar. Empero, las autoridades eclesiásticas no habían quedado contentas con la decisión de Escandón, e incluso, posteriormente se le hizo una citatoria para que expusiera las razones por las cuales había levantado la excomunión a Hidalgo. El 17 de febrero de 1811, en Celaya, fueron denunciados varios sacerdotes por haber cuestionado la legalidad del edicto de Abad y Queipo pero ninguno sufrió penas trascendentes.

Estimado $ 80,000-100,000

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